4 Más uno

NUEVA SERIE #4

Cartel ◊ formación

Rodrigo Skarlovnik

Cuando me invitaron a escribir estas líneas supe inmediatamente que estaba en problemas. "Armar un texto con la presentación oral que diste", eso decía el mensaje. ¿Cómo hacerlo?

Es cierto: yo dije algo y, efectivamente, dispongo de las notas que me acompañaron esa vez. Pero lo escrito para decir no es lo escrito para ser leído. Lacan lo destaca sobre su propia enseñanza: "sería lamentable creer que lo que puedo haber escrito una vez para hablarles constituye un escrito absolutamente aceptable y que yo recopilaría"[1]. Hay aquí una pista: no se trata de recopilar (lo entiendo en el sentido de reproducir) aquello escrito para ser dicho.

Apenas antes, también en esa clase, Lacan señala lo útil que puede ser lo escrito para encontrar algo y (quizás más importante aún) darse cuenta de ello.

Parto desde esa perspectiva.

Intentaré entonces remontarme a lo que fue dicho, sin buscar vanamente retomar y esperando poder transmitir algo de lo encontrado.

Empezar a cartelizarse

Si formar un cartel es una apuesta colectiva por la elaboración provocada es en parte porque mantiene en su núcleo la discontinuidad de lo dicho y lo escrito. Reunirse, exponer, conversar, decir. Leer, escribir, producir, encontrar y prestarse nuevamente a las vueltas y a los efectos de "poner en el centro la propia enunciación"[2].

Pero todo eso puede suceder una vez, siempre y cuando, se tengan cuatro más-uno.

En el caso del cartel que integro actualmente (inaugural para mí en la lógica cartelizante) lograr encontrar otros con quienes juntarse para pegarse por un rato con la perspectiva segura de disolución no resultó tan fácil como Lacan lo hace sonar en "Señor A.". Pasaron seis meses entre el primer mail que envíe respondiendo a un aviso del "Busca Cartel" hasta la primera reunión efectiva. Llegamos, junto con la colega que había puesto el aviso, a considerar la posibilidad de una disolución temprana ante los intentos conseguir otros dos. Esto último nos llevó algunas vueltas.

Una vez que fuimos cuatro más-uno, nada garantizaba que allí acontezca un cartel, aún restaba poner la apuesta en marcha y para eso -Mauricio Tarrab lo reduce a una frase- "hay que hacer la experiencia"[3].

Rasgo

Un primer impasse en ese hacer: elegir (¿encontrar?) un rasgo, en torno al cual trabajar. Afinarlo, delimitarlo, reducirlo para poder hacer algo con él. Silvia Salman anota la propuesta lacaniana de la entrada por un rasgo como equivalente al síntoma en tanto suplencia que mantiene abierto "el agujero de lo imposible de decir"[4]. Un rasgo, entonces, sostiene la escritura. El rasgo, como nombre de un impasse, opera rasgando la hoja en blanco. Encontrarlo, nuevamente, no es tan sencillo como puede sonar.

Un rasgo es algo incomodo, casi molesto, pinchudo como un erizo en el bolsillo. Lacan los hallaba -elijo imaginar- paseando peripatéticamente: "Me encantan los erizos, cada vez que encuentro uno lo meto en mi bolsillo, en mi pañuelo. Por supuesto, mea -hasta que lo haya devuelto a mi jardín"[5].

Como un erizo, un rasgo es un fragmento del jardín, un witz cerrado sobre sí mismo que, sin embargo, puede juntarse con otros, pegarse un poco -mas no aglutinarse- con sus efectos de desecho/resto.

Escritura

Al comienzo de la clase del Seminario 19 citada más arriba, Lacan comenta un regalo que le han hecho: una lapicera, una pequeña estilográfica. Dice que se ha servido de ella para escribir y que desde allí parten sus reflexiones de ese día.

Servirse de un estilo para escribir. Elaborar con lo intransmisible -no sin otros con los que conversar- un producto no-acabado, un fragmento que, al modo de un erizo, siga causando escozor de saber. Para ello el Cartel, entrada de la lógica de Escuela en la propia producción de saber, no facilita (¿por qué habría de hacerlo?) el trabajo, pero sí lo aloja y provoca su elaboración.

Comenzar a cartelizarse es entonces una manera de responder al no hay de La formación del analista y al sí hay de las formaciones del inconsciente: es una vía posible para tratar de "reducir la imposibilidad de transmisión del saber en psicoanálisis"[6].

NOTAS

  1. Lacan, J. (1971-72) El Seminario, Libro 19, …o peor. Bs. As., Paidós, 2021, pp. 25-36.
  2. Tarrab, M. (2009) "La formación interminable", Entre el relámpago y la escritura. Bs. As., Grama, 2017, pp. 83-89.
  3. Tarrab, M. (1998) "En el cartel se puede obtener un camello", Revista virtual de Carteles, La 4+1. Bs. As., EOL, en: https://www.cuatromasunoeol.com/sv/referencias.en-el-cartel-se-puede-obtener-un-camello
  4. Salman, S. (2012) "Hacer la experiencia", Revista virtual de Carteles, 4+1, n. 2. Bs. As., EOL, en: http://cuatromasuno.eol.org.ar/Ediciones/002/template.asp?Cartel-y-Escuela/Hacer-la-experiencia.html
  5. Lacan, J. (1974) "La tercera", Los confines del seminario. Bs., As., Paidós, 2022, pp. 109-145.
  6. Portillo, R. (1987) "Formación teórica del cartel", en: https://psicoanalisislacaniano.com/formacion-teorica-del-cartel/