4 Más uno

NUEVA SERIE #4

Entrevista a María Florencia Tesone*

Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario? ¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

María Florencia Tesone: El trabajo en un hospital implica poner en tensión la línea que va de la "posición sacrificial" -como agente sanitario y empleado del estado- a la "posición de objeto-analista" especialmente sensible a las formas actuales de la segregación[1]. Soportar la hiancia entre esas dos figuras y orientarse desde y con ese malentendido. Hay que aceptar un Otro institucional que no existe, y el cartel propicia esa maniobra necesaria para comenzar a escribir "hospital" con minúscula y en singular. Desidealizar la institución para intervenir en el campo de lo posible. El cartel fuerza al trabajo decidido de los practicantes arrojando como saldo una elaboración propia a partir de lo colectivo. Este puede ser un gran aporte para la institución porque se trata de un "forzamiento sutil" pero necesario, que te sacude y enseña que "la elaboración es siempre provocada"[2]. A diferencia de otros grupos de formación, te interpela pero desde y con una orientación muy precisa. La función del más-uno es primordial en este sentido, para poder situar las condiciones de posibilidad para que el discurso psicoanalítico ex-sista allí donde pareciera no tener lugar. Delimitar "lo específico" de la práctica analítica en instituciones ajustada a los principios éticos del psicoanálisis más riguroso. El cartel puede funcionar también como modo de tratamiento al malestar institucional, al orientar respecto a un saber-hacer frente a lo imposible de cada institución, lo cual posibilita pasar de la impotencia a la imposibilidad. Se trata del objeto-analista encarnando el lugar que conviene y como agente de salud no-todo, antisegregativo, que cultiva el "arte de la prudencia"[3] haciéndose objeto dócil/versátil frente a los avatares de la institución. "Asumir para cualquier sujeto el lugar desde el cual poder actuar"[4] y así erigir una institución para cada síntoma. Decía Lacan "servirse del padre para poder prescindir de él", pasar entonces al "tiempo de la pluralización de los hospitales" si pudiera decirse así, haciendo uso de las distintas versiones que puede adoptar para devolverle al sujeto su dignidad. Produce un saldo de saber en el practicante al orientarlo respecto a un saber-hacer con cierta posición sacrificial a la que convoca su figura de "agente sanitario". Finalmente, el cartel como brújula hacia la única posición ética del analista y en relación a la causa: como objeto desecho en el hospital.

NOTAS

* Lic. en Psicología. Profesional Asistente y colaboradora docente de la Residencia Interdisciplinaria de Salud Mental, Servicio de Salud Mental, Hospital Centenario de Gualeguaychú, Entre Ríos.

  1. Laurent, E. (2000) "El analista ciudadano", Psicoanálisis y salud mental. Bs. As., Tres Haches, 2014, p. 121.
  2. Miller, J.-A. (1986) "Cinco variaciones sobre el tema de la «elaboración provocada»", Revista virtual de Carteles, La 4+1. Bs. As., EOL, en: https://cuatromasunoeol.com/sv/referencias.cinco-variaciones-sobre-el-tema
  3. Miller J.-A. (1990) "El triunfo de Jacques Lacan", Cuadernos Andaluces de Psicoanálisis, n. 5. Granada, EEP-Andalucía, 1991, pp. 5-15.
  4. Miller J.-A. (1998) "Las contraindicaciones al tratamiento psicoanalítico", El Caldero de la Escuela, n. 69. Bs. As., EOL, 1999, pp. 7-13.