REFERENCIAS


DE CARTELES

La pragmática del grupo y el Más-Uno *

Éric Laurent

Este otoño del 94 no está quizá mal situado para permitir entender el inicio del texto, que da cuenta frente a L'évolution psychiatrique, sociedad sabia en la que Lacan ya había sostenido sus consideraciones acerca de la causalidad psíquica, de un viaje a Inglaterra efectuado en septiembre de 1945. Se trata desde el inicio para él, de un viaje dentro de la lógica colectiva, la única que permite entender los discursos que se le dirigen acerca del trabajo de los psiquiatras en el Ejército. Este texto, contemporáneo de los trabajos que hemos examinado, es un estudio clínico del más alto interés y se beneficia al respecto con un estatuto único en los textos de Lacan.

La guerra me había dejado un vivo sentimiento del modo de irrealidad bajo el cual la colectividad de los franceses la habían vivido de principio a fin. No apuro aquí a esas ideologías foráneas con las que nos habían lanzado desde fantasmagorías sobre nuestra grandeza, parientes de las choceces seniles, […]. Quiero más bien hablar del desconocimiento sistemático del mundo en cada uno, esos refugios imaginarios en que, como psicoanalistas, solo podían identificar para el grupo, presa entonces de una disolución verdaderamente aterradora de su estatuto moral, esos mismos modos de defensa que el individuo utiliza en la neurosis contra su angustia, […] y que sella del mismo modo, ¡ay!, un destino que se transmite a través de las generaciones. [1]

Más allá de la degradación de los ideales paternos tocados por la figura en la que entonces se había transformado Philippe Pétain, [2] Lacan instala a la colectividad francesa en su relación con la angustia desnudado por el pánico frente a la disolución del estatuto moral de Francia, él opone:

[…] esta verdad, la victoria de Inglaterra es de una fuerza moral, quiero decir que la intrepidez de su pueblo reside en una relación verídica con lo real, que su ideología utilitarista no facilita su comprensión […]. [3]

Encontramos allí una afirmación que será incesantemente profundizada durante la enseñanza de Lacan. El estatuto ético del sujeto se aproxima a través de su relación con lo real.

Para Lacan, el viaje a Inglaterra, es un viaje dentro de un heroísmo instaurado sobre un ¡no! inicial llevado a sus consecuencias eficaces, es decir hasta la victoria sobre el nazismo, de este modo dibuja una figura de héroe sin romanticismo que tiene todo su valor. Observemos al inicio que Lacan encuentra gente deprimida y que no se queja de ello “cualquiera que fuese la forma que haya podido tomar esta depresión reactiva a escala colectiva, doy testimonio de que se desprendía entonces de ella un factor tónico”. [4] Esta reacción depresiva le parece más bien el indicio de un compromiso efectivo hasta los últimos recursos de cada uno, la efectividad de una movilización total de las fuerzas de la nación democrática.

Luego celebra la manera en que la psiquiatría inglesa se sirvió del psicoanálisis durante la guerra para operar “lo que se puede llamar la creación sintética de un ejército”, [5] comprendido allí el servirse del reciente aporte científico del freudismo.

La clave de este aporte freudiano es la teoría de la identificación donde viene a plantearse:

[…] los problemas del mando y el problema de la moral […], todo ese encantamiento destinado a reabsorber totalmente las angustias y los miedos de cada uno en una solidaridad de grupo en la vida y en la muerte, cuyo monopolio lo tenían hasta entonces los practicantes del arte militar.

[…]

Así acabó, sin duda, de disiparse la mistificación de aquella formación de casta y de escuela, en la que el oficial conservaba la sombra del carácter sagrado que revestía el guerrero antiguo. [6]

Más tarde, Lacan podrá hablar de otras funciones sociales en términos “de antiguas investiduras” modificadas por el desplazamiento de la ciencia, [7] parece que esto por primera vez. Lo que sorprende más todavía a Lacan es que el ejército alemán se fundaba por el contrario sobre esta tradición, acompañada del “apoyo moral de una democratización de las relaciones jerárquicas” y que “todo el poder de esta tradición no pesó ni una onza contra las concepciones tácticas y estratégicas superiores, producto de los cálculos de ingenieros y comerciantes”. [8]

Este retrato de gloria del militar anglosajón no hace sin embargo perder a Lacan su sentido del humor, él señala que es justamente a pesar del mando inglés que ciertos psiquiatras pudieron servirse de los recursos de la psicología de su tiempo.

En cualquier caso, es sabido que la posición tradicional del mando no marchaba paralela a la iniciativa inteligente. Esta es la razón […], las autoridades superiores rechazaron un proyecto presentado por el Servicio Sanitario del Ejército, con el fin de organizar la instrucción no solo física sino mental de los reclutas. [9]

Lo que la punta de la técnica democrática quiere obtener, subraya Lacan, es en un grupo “una cierta homogeneidad, considerada como factor esencial de su moral”. La clave de lectura esencial de Lacan reposa sobre el acento puesto en esta identificación horizontal, clave de la cohesión y sobre la cual es necesario operar, independientemente de “si se puede decir así, de la identificación vertical con el jefe”. [10] Hay que leer en detalle el retrato de los dullards a aislar para ubicarlos juntos:

De este modo, esos sujetos, por el hecho de ser agrupados entre sí, se muestra de inmediato infinitamente más eficaces, por una liberación de su buena voluntad, correlativa de una sociabilidad así reforzada; [...].

Las unidades así depuradas de sus elementos inferiores vieron descender, en una proporción que se puede decir geométrica, los fenómenos de shock y de neurosis, los efectos de deflexión colectivos. [11]

Observemos que Lacan ve en este resultado un aporte y una aplicación al problema social de nuestra civilización inmediatamente accesible a la práctica, sin que esta conceda nada a las escabrosas teorías del eugenismo, y por el contrario, se ve, del mito anticipatorio del Brave New World de Huxley.

Observamos aquí el mismo acento positivo, incluso pragmático, que cuando Lacan respondía directamente a Sartre. Se ve que la lucidez respecto del mundo de la técnica no le impide en absoluto discernir el interés de las soluciones nuevas a problemas cruciales.

Es a título de invención que Lacan presenta el trabajo de Bion y Rickmann aparecido en The Layicet en 1943 titulado “Intra group tensions in therapy: Their study as the task of the group”. La experiencia de uno y otro se distingue, si bien tiene el mismo horizonte. Frente a los refractarios al ejército por razones neuróticas diversas, Bion los organiza en pequeños grupos que tienen como condición tener un objetivo, luego él:

[…] para forzar al grupo a tomar conciencia de sus dificultades de existencia como grupo, luego, a hacerlo cada vez más transparente para sí mismo, hasta al punto de que cada uno de sus miembros pueda juzgar de manera adecuada los progresos del conjunto. [12]

Rickmann combina la organización en grupos con las entrevistas individuales pero lo que más le gusta a Lacan es una observación simpática al neurótico:

[…] si se puede decir que el neurótico es egocéntrico y tiene horror de todo esfuerzo por cooperar, es quizás porque raramente está colocado en un ambiente en el que todos los miembros estén de pie de igualdad con él en lo que concierne a las relaciones con su semejante. [13]

Es una observación que Lacan dedica a aquellos que iban a lanzarse en la futura “psicoterapia institucional”. Lacan encuentra la misma simpatía por el neurótico en estos pequeños grupos ingleses que aquella que expresaba en su tesis respecto de los psicóticos y de la significación social de sus realizaciones.

Sobre las huellas de estos dos autores, leídos de este modo, Lacan no retrocede frente a la carga social que implica su función de psiquiatra o de psicoanalista en las tareas de paz: evitar las conductas de fuga individuales o colectivas, prevenir y tratar los episodios de depresión en grupos, finalmente, él ve bien el provenir de las instituciones del tipo de la child guidance. Lo que advierte es la entrada de nuestra civilización en “la vía de las grandes selecciones sociales” y que es necesario que el psiquiatra/psicoanalista haga escuchar la voz de la “alta tradición” cuya posición es establecida.

Subrayemos dos puntos de este artículo –“La psiquiatría inglesa y la guerra”– que serán prometidos a un porvenir y un desarrollo en su obra. Primero, el pequeño grupo con su elemento suplementario, el líder funcional, donde cada uno trabaja en condiciones de igualdad con los otros, tiene una tarea precisa, y será retomada como fundamento de una institución en el momento en que Lacan deberá concebir una. El cartel será la formalización de esta lectura precoz de los trabajos kleinianos sobre los pequeños grupos. Luego, el otro elemento sorprendente del artículo, más allá del optimismo racional que lo anima en el umbral de un mundo nuevo, es la percepción de un mundo estructurado por “las grandes selecciones sociales”, implicadas por la difusión de máquinas y de técnicas. Completado por el hecho de tener en cuenta la selección de las poblaciones como chivo expiatorio, esto dará en Lacan, la calificación de nuestra época como aquella de la segregación.

Señalemos finalmente el retrato del héroe por el que Lacan hace sus votos: el hombre que sin ningún romanticismo sabe por su fuerza moral estar a la altura de lo real. Aquel que sabe encontrar en un impasse los recursos de su acción. Aquel que finalmente, cuando compromete a otros hombres en una empresa, calcula el compromiso que les pide y luego “no se desinfla”. Se ven algunos rasgos que son perfectamente discernibles en la posición misma de Lacan a partir del momento en que ocupó responsabilidades institucionales.

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NOTAS

* Extracto del artículo : Laurent, É., Sept problémes de Iogique collective dans I’experience de la psychanalyse selon I’enseignement de Lacan. ¡Barca! Madrid. Traducción: Nieves Soria.

  1. Lacan, J., (1947) La psiquiatría inglesa y la guerra. Otros escritos. Buenos Aires. Paidós. 2012, p. 113.
  2. Se recomienda leer: Miller, G., Les pousse-au-jouir du Maréchal Pétain. Seuil. Paris. 1975.
  3. Lacan, J., (1947) La psiquiatría inglesa y la guerra, op. cit., p. 114.
  4. Ibídem, p. 114.
  5. Ibídem, p. 115.
  6. Ibídem, pp. 115-116.
  7. Lacan, J., Ecrits, p. 854. Acerca de la función de lo militar; leer también la conferencia de Miller, J.-A., “Kojéve, la leyenda del siglo”.
  8. Lacan, J., (1947) La psiquiatría inglesa y la guerra, op. cit., p. 116.
  9. Ibídem, p. 116.
  10. Ibídem, p. 117.
  11. Ibídem, p. 118.
  12. Ibídem, p. 120.
  13. Ibídem, p. 123.