4 Más uno

NUEVA SERIE #3

Mantener abierto el “rasgón”

Irene Kuperwajs

Celebro la provocación a partir de la cual desde la cuatromasuno me convocaron a escribir. Esta es, si podría pensar ese rasgo singular que cada uno pondrá en juego para reinventar el psicoanálisis, lo que Miller llama “rasgón”, como un nudo cartel-pase en mi experiencia como AE.

Un principio

Lacan inventa los dispositivos del cartel y del pase para llevar a cabo una política de Escuela orientada por lo real. Son experiencias epistémicas-libidinales que hacen Escuela, la descompletan, están al servicio de tratar lo real en el sujeto y en los grupos analíticos.

Por ejemplo el cartel es un “modo de tratar lo real por lo colectivo”[1] y afortunadamente en ocasiones la relación a “algunos otros” permite de manera contingente obtener lecturas nuevas y sacudir lo ya sabido, cuando posibilita que en lo colectivo se incluya la palabra singular.

Con cada nuevo cartel consentimos a la experiencia del “remolino” que “hace múltiple el agujero”[2] añade Lacan en el 75. Esto tiene consecuencias.

La relación al saber se pone a prueba, bordeamos el agujero y las variantes del saber, el saber referencial de cada cartelizante, el estilo de la incorporación de ese saber y la apertura a la invención. Esto ocurre si el saber se muestra atravesado por el síntoma.

Comprobamos que depositamos en el cartel los más variados afectos y pasiones que afectan los cuerpos. Nos brinda la maravillosa oportunidad de reunirnos alrededor de esa heterogeneidad.

Cuando funciona, resulta un producto articulado a un rasgo propio, singular, que orienta.

En mi experiencia, podemos constatar que el rasgo consuena con el síntoma. Por eso decimos que .es un “trazar la vía propia” y sin garantía, encontramos ahí nuestra propia voz, nuestra enunciación. Formarse requiere de poner el cuerpo, ¡por eso el saber vale lo que cuesta! Respiramos aire fresco cuando en el cartel entramos a la conversación y encontramos nuestro propio decir. Es de un valor enorme para cada uno y para la Escuela.

Como más-uno intento encarnar ese lugar que orienta hacia el vacío de saber sin taponarlo.

Hacer la experiencia de enlazarse a la Escuela vía el cartel es prestarse a la incomodidad de producir un saber no-todo, un “estado de trabajo” que aporta al trabajo común. La Escuela lee, si aloja.

Marcas

En el Pase pude decir de ciertas marcas y efectos subjetivos ligados al encuentro con el agujero en el saber y a un saber leer de otro modo que obtuve del análisis, no sin la inmersión en la Escuela, y en el cartel.

El encuentro, en un cartel, con dos frases de Lacan me marcó especialmente. “Lo no sabido se ordena como marco del saber”[3] y “lo que el psicoanalista debe saber, ignorar lo que sabe”[4]. Mi rasgo apuntaba a la pregunta por el saber del analista y el saber en juego en la experiencia.

Constaté en el análisis las transformaciones de la relación con el saber analítico localizado alrededor del síntoma de “callar” y el silencio, al vaciar el goce sentido del fantasma que hacía de tapón y no me permitía incorporar el saber. También en el cartel jugaba el “horror al saber” sobre lo más singular de mi manera de gozar neurótica.

Fui aislando en el saber del inconsciente ese “no-sabido” que luego se articula al saber que se obtiene en el pase. Leí el “deseo de saber” como índice del deseo del analista, lejos de la suficiencia y del saber asegurado.

El nudo Cartel-Pase

Lo más vivo del nudo cartel-pase reúne la posición analizante con la lógica colectiva. También atañe al Cartel del Pase. Implica dejarse enseñar y sorprender, poner a un lado lo “ya sabido” para hacer lugar a eso incomparable que cada uno puede hacer resonar.

En el pase trabajamos para producir un saber enseñable a todo el mundo transmitido en el borde del no saber, advertidos de que siempre habrá lo intransmisible, lo indecible.

Con el “saber hacer allí” del sinthoma producido, enganchado a la Escuela, el AE teje y anuda el psicoanálisis en singular. Eso requiere de la invención.

Vale la pena detenernos a pensar que el cartel y el pase son cruciales para mantener abierto el “rasgón” como ese “desgarro en el saber”[5] que nos orienta sintomáticamente y nos causa al trabajo de intentar reinventar el psicoanálisis, cada vez.

NOTAS

  1. Tarrab M. Intervención del 8 de agosto de 2020 “Cartel, Escuela y pase” realizada por zoom, Secretaría de Carteles, Nueva Escuela Lacaniana.
  2. Lacan, J. (1975) “Cierre de las Jornadas de Estudio de Carteles de la EFP”, Lacaniana, n. 17, Buenos Aires, EOL, Grama, p. 12.
  3. Lacan, J. (1967) “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, p. 268.
  4. Lacan, J. (1955) “Variantes de la cura-tipo”, Escritos 1, Buenos Aires, Siglo veintiuno, 2008, p. 335.
  5. Miller, J.-A. (2000-01) El lugar y el lazo, Buenos Aires, Paidós, 2013, p. 13.