Secretaría de Carteles: ¿Cómo aproximar el Cartel en la universidad sin perder la perspectiva de que trabajar en un cartel es estar en la Escuela?
Mariana Gómez: Cuando Lacan inventa el cartel, en pleno apogeo de las prácticas grupales universitarias, cerca del mayo francés, busca impulsarlo en el envés del discurso del amo y del universitario. Lacan quería que el más-uno fuera más allá de un coordinador o un director de grupo. Quería que fuera alguien que buscara provocar la pregunta y el trabajo, pero por fuera del imaginario grupal.
Esta lógica de trabajo, para quienes se acercan a la Escuela por primera vez, quienes empiezan a habitar la Escuela y deciden hacerlo a través de este dispositivo, el del cartel, puede ser puerta de entrada a la Escuela.
Muchas veces, produce sorpresa, un poco de inhibición, sobre todo en quienes están acostumbrados a las prácticas universitarias. Pero, al mismo tiempo, esa ruptura con los estándares de la investigación, advierto que los entusiasma y despierta el deseo de aprender de una manera diferente.
En mi experiencia, cuando transmito a los estudiantes qué implica investigar en psicoanálisis utilizo siempre el ejemplo del cartel como dispositivo de investigación. Les hablo de que hay algo diferente, más allá de las técnicas de investigación académicas (exploratoria, descriptiva, etc.). Una excepción a dichas lógicas y ese es el dispositivo del cartel. Esto, que les resulta enigmático, los lleva a preguntarse y a acercarse con el deseo de saber más sobre eso. Es para mí el modo de aproximar el cartel a la universidad.
SC: ¿Considera que la propuesta de trabajo en carteles puede ser incluida en alguna experiencia universitaria? ¿Qué puntos de contacto y/o exclusión subrayaría entre la investigación de un rasgo de cartel y la investigación académica?
MG: Sí, considero que es importante hacerlo. Quienes están dirigiendo o integrando equipos de investigación acreditados por organismos universitarios pueden alentar las conformaciones de carteles para investigar de otro modo. En el caso de la Maestría en Teoría Psicoanalítica lacaniana de Córdoba, muchos maestrandos se han cartelizado para la elaboración de sus tesis. Al mismo tiempo la elección de cada quien de su propio rasgo, puede provocar un elemento vivo, diferente y productivo cuando se investiga en un equipo universitario.
SC: ¿Cuál es el interés de los estudiantes en el psicoanálisis? ¿Ha cambiado en los últimos años? ¿Qué acciones considera de importancia que la Escuela puede llevar a cabo para acercar a las nuevas generaciones al psicoanálisis? ¿Podría contarnos alguna experiencia en ese sentido que considere valiosa?
MG: En mi caso, dicto una materia de segundo año, y es prácticamente el primer contacto que estos jóvenes tienen con el psicoanálisis. Algunos llegan con ciertos prejuicios, pero a medida que las clases se van desarrollando se encuentran con un discurso sorprendente para ellos. Son, en su mayoría, chicos de 19 o 20 años, con todo lo que implica dichas edades y en esta época, y por eso es necesario inventar, despegarse un poco de los textos, poner el cuerpo de otra manera. Yo creo que se trata de entusiasmar, de provocar preguntas, de perforar el recitado de párrafos psicoanalíticos. Muchas veces intento utilizar ejemplos que a ellos le sean familiares: memes, series de tv, relatos de la actualidad, etc. para transmitir la rigurosidad del psicoanálisis.
En mi experiencia, que lleva más de dos décadas trabajando en la universidad con jóvenes estudiantes, puedo decir que sigue habiendo transferencia con el psicoanálisis. Mi causa y mi deseo los ha estado orientando hacia nuestra Escuela y si bien, no todos por supuesto, muchos terminan llegando a la Escuela y a nuestros Institutos.
Pero, es cierto que eso no es suficiente. Es necesario que la Escuela acompañe esos procesos. RUA ha sido una excelente iniciativa que permite la conversación entre nosotros para desde allí trazar líneas e ideas de trabajo y acción lacaniana en la universidad. Un claro ejemplo de eso ha sido la Revista Cythere, que es universitaria pero gestionada por miembros de las tres Escuelas que integran la FAPOL. A mí me ha servido mucho poder dialectizar mi trabajo con otros colegas con los que compartimos la vida universitaria, pero en distintas regiones y ciudades.
Sigue siendo para mí una pregunta de qué manera incidir políticamente desde la Escuela en la universidad para poder servirnos de esta última.
SC: ¿Qué considera que convoca a los graduados a continuar su formación en la orientación lacaniana?
MG: Definitivamente, la transferencia con el psicoanálisis. Con diferentes docentes y miembros de la Escuela. También el análisis personal, los controles y el estudio de la teoría a través de carteles, que muchas veces ya están conformados antes de la graduación.
Pienso que esta función de despertar, de tocar algún real, de elaborar lo propio a través del trabajo con otros, o de entender los conceptos atravesándolos por el propio análisis, es lo más valioso que tiene el cartel en la formación analítica. En esta perspectiva, se obtienen efectos de saber que convocan a continuar la formación analítica orientada por Lacan.