Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario?

Carla Molinas Mañanes: Intentaré dar respuesta a dos preguntas que evocan la invitación a escribir sobre la posibilidad de un cartel en el dispositivo hospitalario. El dispositivo del cartel puede dar paso a que el practicante y el deseo de cada quien se deje guiar por una lógica. Siendo esta una forma que le permita tomar distancia, despegar un poco los zapatos de la institución y conducirse a una nueva forma de lectura de lo que allí acontece.

El rasgo, toma forma en la escritura, se da a conocer allí y con él se hace un lazo de trabajo, recorte singular que implica ya un movimiento que descompleta, agujerea el saber que se totaliza y se automatiza. De tal experiencia, el practicante obtiene un saldo de saber.

En Hablo a las paredes[1], Lacan nombra a la ignorancia como una pasión no como déficit; pasión que da lugar a que un saber se establezca y se pueda servir de él.

S. C.- ¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

C. M: El cartel no toma el lugar de un comité científico y de expertos, por el contrario, las respuestas se precipitan en un trabajo mediante el rasgo que cada cartelizante extraiga y que provoque su deseo de saber. Una apuesta que forma parte de la formación que acontece en la tensión entre lo posible y lo imposible, ofreciendo trabajar en el detalle de aquello que la práctica institucional se infiltra en los abordajes, intervenciones, nociones de sujeto, enfermedad y tratamiento.

Hacer existir el psicoanálisis en la institución, no como saber acabado desde el cual interpretar los sucesos sino como lo que promueve el deseo de saber. Un deseo de saber que se deje orientar por lo real y que maniobre ante el adormecimiento de lo institucional y el despertar hacia la investigación, porque avanzar hacia un nuevo saber no es sin movimiento, sin una dirección.

Eric Laurent, en su texto Psicoanálisis y salud mental[2] precisa: el psicoanálisis no puede contentarse con un relativismo posmoderno del tipo "anything goes" (cualquier cosa va); no es que todo vaya, no es que cualquier sistema vaya, que cada uno a lo suyo. Y advierte que "el todo va" es la expresión del cinismo posmoderno.