Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario?

Sofía Ricotti: Para pensar el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario me remito a la propia experiencia, que sirve a modo personal de horizonte reflexivo. En el tránsito por diferentes instituciones a lo largo de mi trayecto como médica psiquiatra he podido identificar lo que generó una apertura a lo totalitario de ese discurso. El encuentro contingente con el psicoanálisis. A partir de ese momento surgen las preguntas en relación al modo de abordaje en las instituciones de salud mental. La respuesta fue en relación a la orientación de mi práctica.

El cartel como dispositivo de trabajo, como lugar de elaboración de saber mediante la lectura colectiva, pero alojando el rasgo singular que interroga a cada integrante es una herramienta, o al menos lo es para mí, que permite pensar la clínica desde la interpelación teórica para luego hacerla consistir en la práctica cotidiana. Habilita, a través de la pregunta, la posibilidad, desde el psicoanálisis, de operar desde la fisura que se encuentra entre la homogeneización de la práctica médica en las instituciones y la singularidad de la clínica desde la perspectiva del sujeto.

"Si el médico debe seguir siendo algo, que ya no podría ser la herencia de su antigua función sagrada, es para mí, continuar y mantener en su vida propia el descubrimiento de Freud…"[1].

S. C.: ¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

S. R.: El trabajo en el cartel permite también ubicar desde la teoría, el malestar en lo institucional. El malestar en la práctica médica puede surgir cuando las certezas de las intervenciones y de sus protocolos no son efectivas y se vuelven insuficientes para resolver un problema. El obstáculo a la resolución genera impotencia. La impotencia en el fracaso puede desencadenar angustia. Angustia y malestar que devienen de la desorientación pragmática y teórica cuando no es eficaz lo único que se contempla como estrategia. Y es allí, donde se vuelve pertinente tomar un posicionamiento que devele la falla de la garantía científica y proponga un encuentro singular con el sufrimiento del sujeto. Aparece la oportunidad para analizar qué otra posición posible para despejar el obstáculo en dirección a la cura.

El cartel como tratamiento del malestar institucional apostando a que algo se produzca en relación al saber con otros, para pensar los modos de transitar las instituciones y las invenciones posibles que conmuevan el statu quo en relación a dichas prácticas.