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NUEVA SERIE #4

Entrevista a Federico Quintin*

Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario?¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

Federico Quintin: Los interrogantes propuestos como disparadores me convocaron a dilucidar el valor de participar de un cartel de investigación y a pensar de manera crítica qué efectos, como practicante del psicoanálisis, tienen en mi cargo de efector de salud en el ámbito hospitalario.

La elaboración colectiva bajo la modalidad del cartel me ha permitido realizar mis propias elaboraciones sobre la clínica y en este momento me encuentro explorando a partir del rasgo "la dirección de la cura". ¿Será esta mi relación actual con el psicoanálisis? El año pasado participé de un taller de lectura del curso de Jaques-Alain Miller Donc. La pregunta que me quedó resonando, en consonancia con una propuesta del autor, es: ¿cómo empiezan los análisis? Siguiendo cierta secuencia lógica.

Lo institucional muchas veces nos convoca hacía lo burocrático, un para todos los casos. Cierto tiempo de los tratamientos, de las sesiones. El psicoanálisis nos invita a pensar en la singularidad de cada tratamiento. ¿Cuándo empieza un tratamiento? ¿Después de las entrevistas de admisión? ¿Un tratamiento, finaliza cuando el paciente deja de venir? O acaso, ¿cuando un síntoma desaparece? Esta tensión entre la propuesta institucional y lo singular de cada caso es necesaria para el abordaje de tratamientos en un hospital.

El cartel es en mi experiencia un tratamiento no solo para alojar el malestar institucional que este último puede hacer surgir a modo de padecimiento sino para poder pensar la clínica más allá de lo institucional. En tal caso lo institucional obtura el psicoanálisis sino pensamos cínicamente con otros.

Recuerdo un control analítico: ante la dificultad del paciente de cumplir con los horarios establecidos -ese era su síntoma: "llegar tarde" a todos lados- se me presentó un obstáculo ya que ante dos asistencias fuera de horario, para lo institucional se transformaba en un paciente que no había asistido, contabilizándose como "inasistencia". Aparecía la ley sancionando el cierre del tratamiento. ¿Cómo atender a un paciente que "no asiste" a tiempo?

Por otra parte, aparece la tensión entre las entrevistas de admisión que tienen un tiempo cronológico limitado y las entrevistas preliminares que refieren a un tiempo lógico, previo a un análisis. El psicoanálisis viene a poner en escena que las singularidades de cada caso no se adaptan a la institucionalización de los pacientes.

Es el inventar junto con quien consulta un tratamiento posible en un hospital, un modo de habitar el mismo, lo que permitirá pensar lo singular ¿Acaso no se trata de eso el psicoanálisis? ¿Existen dos tratamientos iguales? ¿Dos diagnósticos iguales? Quedará pendiente continuar explorando en la formación con otros analistas, bajo la modalidad de cartel, un rasgo singular como "la dirección de la cura" para todo tratamiento posible.

NOTAS

* Lic. en Psicología, Hospital Zonal General de Agudos Dr. Eduardo Wilde, Avellaneda, Bs. As.