Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario?¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

Paola Andreatta: La primera vez que fui invitada por un amigo psicoanalista a un cartel, su propuesta fue: "¿Nunca hiciste un cartel? es un viaje de ida!". Al momento de leer y pensar estas preguntas, recordé esas palabras.

Un viaje, una ganancia, un pequeño grupo anti-didacta y algunas incertidumbres… ¿Qué mejor para quien realiza la práctica del psicoanálisis en un Hospital de tercer nivel de atención, de "Alta complejidad"? Una institución donde las tecno-ciencias están a la orden del día, las certezas comandan y los expertos tienen primer plano en las redes. Donde el pedido de interconsulta encierra un laberinto de demandas que es menester dilucidar, para no marearse. Trasplantes, re-trasplantes, neurocirugías, encarnizamientos terapéuticos, una medicina sin límites. En este camino, qué algún día comencé con otro propósito aunque con el mismo, hoy el envión me conduce a trabajar sobre urgencias médicas/urgencias subjetivas, mi rasgo bajo el título del cartel "Trauma y urgencias".

El aporte distintivo que encuentro en el cartel es que es el único espacio donde la organización circular y la modestia de un trabajo decidido, permite respirar aire puro y focalizar nuestra investigación con otro tiempo, el propio. Asimismo, fortalece la formación a partir de poder interrogar la práctica sobre los tropiezos cotidianos, detenerse en lo pequeño o en lo que angustia. Y decididamente sí, el cartel es un modo de aliviar el malestar institucional porque nos mantiene cerca de lo vivificante de la lectura y nos recuerda permanentemente lo imprescindible de cuestionar nuestros saberes, no sin los otros.