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NUEVA SERIE #4

Entrevista a Antonela Garbet*

Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario?¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

Antonela Garbet: Una pregunta se precipita al momento de asumir una función dentro de la institución hospitalaria, cómo hacer con la demanda cada vez más creciente de tratamiento por salud mental, cómo poner en juego un límite sin que esto se convierta en un rechazo al sujeto. En esta coyuntura me oriento por el armado de un cartel. Pienso que el cartel funciona como un espacio éxtimo donde alojar los efectos institucionales; considero que la institución se presenta de una forma paradójica, al mismo tiempo que se verifica su inexistencia se postula como voraz a nivel de la demanda, rechazando cualquier punto de imposible. Así el cartel es para mí un tiempo de comprensión para asir un modo de hacer. El discurso analítico postula una forma de lazo social que incluye la imposibilidad, en este sentido la presencia real del practicante de psicoanálisis en la institución es posible a partir de encontrar un modo genuino de decir, sosteniéndose justamente en un extraterritorialidad.

Frente al ideal de progreso o de cura que la lógica de la institución proclama la acción lacaniana, vía la presencia del practicante del psicoanálisis, introduce, no sin el encuentro con los otros en la escena del cartel, un bien decir. Se trata entonces de encontrar un bien decir para conversar con otras disciplinas, advertida de que allí anida lo indecible, no se trata de decirlo todo, tampoco de comunicar, sino de prestar al otro la lectura que el psicoanálisis ofrece. En este punto es necesario situar un borde entre la inserción como profesionales de la salud y como practicantes del psicoanálisis, litoral que será necesario sostener para no caer en identificaciones que burocraticen la lectura clínica. Bien decir-saber leer son el par que Miller[1] postula en relación al análisis. Tiro desde esta afirmación para darle uso en la institución a partir de localizar el partenaire al que me dirijo, de leer el lugar al que soy convocada para desde allí, partir cada vez, operando sin estándares pero no sin principios.

Es justamente en este punto que sitúo el aporte distintivo del cartel a la formación en el ámbito hospitalario ya que pienso que un modo de soportar habitar la institución es partir de situar una política de enunciación. Entiendo que esta última no implica la pura adquisición de saber, hay efecto de formación cuando se asume una posición que se vuelva soporte de un decir singular; desde aquí pienso el cartel como una bisagra entre el psicoanalista solo, en la soledad de su acto y la Escuela, pero también entre el psicoanalista y su inserción en lo social.

NOTAS

* Lic. en Psicología. Jefa de Servicio de consultorios externos de Salud Mental, Hospital Interzonal Especializado Adultos y Crónicos "Dr. Alejandro Korn", La Plata, Buenos Aires.

  1. Miller, J-A. (2011) "Leer un síntoma" en: https://revistaenlaces.com.ar/archivos/enlaces_y/la_escuela/Leer_un_sintoma-J_A_Miller.pdf