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NUEVA SERIE #4

Entrevista a Graciela González*

Secretaría de Carteles: ¿Cuál es el aporte distintivo que podría tener el cartel en la investigación y formación en el ámbito hospitalario?

Graciela González: El cartel definido como "una de esas soluciones invisibles"[1] viene bien para explicitar cuál puede ser ese aporte: una investigación que prescinda del Nombre-del-Padre "con la condición de valerse de él…"[2], hilo para un tejido con lógica de cartel, escrito en singular pero colectivo. Invisible como el Otro que no existe asigna lugares que no son: ni el jefe, ni el control, tampoco el saber acopiado de la gestión.

Siempre más cerca de una indagación que pone en valor el hallazgo, el acontecimiento. Puede ocurrir que un paciente tenga en vilo al equipo de salud, todos prisioneros de esa urgencia. Alguien da un paso y lo transforma en un caso, además del control se junta con otros e invitan al más-uno; el caso y los temas se reducen a rasgos, se leen textos y el estudio enriquece la investigación que se inscribe en un marco de saber sobre lo no sabido. Un saber en movimiento que incluye los fracasos y en ese "movimiento de conclusión quedamos incluidos"[3], con efecto de formación en la letra de Lacan, orientación para el hospital y los colegas que van renovándose.

S. C.: ¿Puede ser el cartel un modo de tratamiento del malestar institucional?

G. G.: El deseo de saber tiene continuidad con lo que no anda en la institución: cuerpos atrapados en los discursos; y qué decir del real de la pandemia que hizo temblar semblantes, amos, ciencia y las fortalecidas fronteras segregativas.

Cada cartel a su modo trata el malestar: dispersión, conflicto o rechazo.

"Es a partir de la inexistencia del Otro, que garantizaría el real de la ciencia, que surgió otro real para el sujeto que vive en el lenguaje"[4].

En ese tiempo "sin garantías", latía una pregunta: desde el discurso analítico y como funcionarios del hospital: ¿desde qué Otredad encarnar un lugar para tratar esa disgregación y aislamiento absoluto?

Si bien es factible encontrar más comités científicos o de ética puestos a investigar que carteles que traten el malestar; esa vez la experiencia de "vecindad"[5] tuvo efecto "remolino"[6] como generador transferencial.

Lo diré desde otra perspectiva, el hospital condensa el malestar de la civilización, demanda psicoanálisis ¿cómo llegar a él para tratar sus imposibles?

La rúbrica es irresistible ¡el cartel y sus vecindades! Aire de una política no-toda.

Si la vecindad del hospital trata el lugar geopolítico y la densidad del área programática, la vecindad lacaniana, torcida, sin ángulos, ni medidas, nos lleva a una proximidad tal, íntima, que nos desliza por este agujero o aquel otro, y al paso un decir: "un a-porte distintivo". Aporte singular con buen "porte" cuerpo y semblante de a.

NOTAS

* Lic. en Psicología. Servicio de Salud Mental, Hospital Dr. R. Gutiérrez, ciudad de La Plata, Buenos Aires.

  1. Miller, J.-A. (1989-90) EL banquete de los analistas. Bs. As., Paidós, 2000, p. 142.
  2. Ibid.
  3. Miller, J.-A. (1999-2000) "Los usos del lapso". Bs. As., Paidós, 2010, p. 302.
  4. Laurent, E. (2020) "El Otro que no existe y sus comités científicos", Revista digital Virtualia, n. 38. Bs., As., EOL, en: https://revistavirtualia.com/articulos/845/destacado/el-otro-que-no-existe-y-sus-comites-cientificos
  5. Lacan, J. (1974-1975) Seminario 22, "RSI", clase del 8 de abril de 1975, inédito.
  6. Lacan, J. (1980) "El Señor A.", Revista virtual de Carteles, La 4+1. Bs. As., EOL, en: https://www.cuatromasunoeol.com/sv/referencias.el-senor-a-jacques-lacan