4 Más uno

NUEVA SERIE #4

Lo real del cartel

Patricio Álvarez Bayón

Quiero agradecer la invitación a trabajar con ustedes en estas Jornadas de carteles, que me permiten situar alguna de las preguntas que estoy trabajando sobre la política de la Escuela. En esta ocasión, tomando en cuenta que los órganos de base de la Escuela son el cartel y el pase, y está claro que el pase se sitúa por su orientación a lo real en el fin de análisis, me he preguntado cuál es la orientación a lo real del cartel, es decir, si hay un real en el cartel.

1. Dos historias

Primera. El Imperio romano creó el primer sistema postal y de correos, en el que los mensajes se transmitían por medio de un pergamino escrito que se llamaba en latín Charta.

En galo o francés antiguo, se desplazó a cartel. El término actual es lettre. Cartel, entonces, designaba una escritura, una letra dirigida a un Otro.

Segunda: En la Segunda guerra mundial, el ejército inglés tiene grandes problemas para administrar a sus tropas. Bion, psicoanalista inglés, crea un método para conformar pequeños grupos coordinados horizontalmente en torno a una tarea. Bion toma "Psicología de las masas…" de Freud, pero se centra en el grupo sin líder, diferenciando cuatro tipos de grupos posibles: el grupo de ataque-defensa, el de dependencia, el de emparejamiento, y el de trabajo. El grupo de ataque-defensa necesita de un enemigo, los de emparejamiento y de dependencia necesitan de un líder, y el grupo de trabajo es el único que funciona de modo horizontal, sin necesidad de un líder, sino de una tarea en común. Leaderless group, grupo sin líder, es el tipo de grupo que Lacan toma como inspiración de Bion[1].

A Lacan le interesa específicamente este cuarto grupo, del que habla en La psiquiatría inglesa y la guerra[2], de 1947: "se formará un cierto número de grupos que se definirán cada uno por un tema del que ocuparse, pero estos serán enteramente remitidos a la iniciativa de los hombres, es decir que cada uno no solo se incorporará allí a su gusto, sino que podrá promover uno nuevo según su idea".

¿Está hablando de un cartel? No, habla de los grupos trabajo de Bion, que se volvieron condición para el adiestramiento militar del ejército inglés, y Lacan les da valor, diciendo: "Aquí reside el principio de una cura de grupo, fundada sobre la prueba [...] de los factores necesarios para un buen espíritu de grupo"[3]. A eso, de un modo muy gracioso, le opone lo que pasó en el ejército francés donde él mismo estuvo enrolado: "aquél inolvidable desfile […] de sujetos mal despertados del calor de las faldas de la madre y de la esposa [...] sin ninguna selección psicológica se encontraban promovidos de cabo a capitán [...] con su ineptitud para la guerra"[4].

Así, Lacan crea el cartel sobre la base de los grupos de trabajo de Bion en el reclutamiento del ejército, diciendo "la iniciativa psiquiátrica en Inglaterra ha mostrado su resultado más brillante"[5].

Me dirán, ¿extrae su idea del reclutamiento militar? Más bien, extrae su idea a partir de Bion, de una masa que no está organizada por el líder, y por tanto por el Ideal del yo. Logra imaginar una masa sin el principio freudiano de la identificación al padre, en la medida en que el grupo organizado por el ideal del yo tiende necesariamente a la identificación imaginaria. A diferencia de ello, el grupo horizontal está organizado por la transferencia de trabajo.

Eric Laurent remarca esta inspiración de Lacan en la experiencia de Bion para crear el cartel[6].

Esta es la idea que lo lleva, veinte años después, a proponer la conformación de los carteles como órgano de base de su Escuela al fundarla en 1964, en el "Acto de fundación", inmediatamente después de ser excomulgado. Y es también la que lo lleva a revisar su idea, una vez ya estatuida, quince años después, en el momento de la disolución de su Escuela en 1980.

¿Por qué lo llama Cartel? Por lo que dijimos en nuestra primera historia, por tomar el término charta del latín, pasado al francés antiguo cartel. No sólo crea el Cartel, también crea la Admisión a la Escuela llamada Cardo, otro término en latín, que significa gozne. El gozne, la bisagra, era la bisagra de la puerta de entrada a la escuela. El Cardo no subsistió en los estatutos de la Escuela. El cartel sí.

El término carta me interesa, porque es lo que despliega de un modo velado en 1980, en su seminario Disolución, en la clase que se llama "El señor A"[7]. En esa clase, luego de disolver su Escuela, Lacan decía que sólo quedaba de ella el buzón de correo. Estaba en el momento de disolverla y crear una nueva, así que sólo quedaba el buzón.

Para crear los carteles, dice Lacan, son necesarios cuatro cosas: "no exige gran cosa: -un buzón, -un correo que hace saber qué, en ese buzón, se propone como trabajo -un congreso donde eso se intercambie, -por último, la publicación".

Con esto encontramos la primera función del cartel: el cartel es un mensaje, una carta, dirigida a ese Otro que se encarna en un buzón, la Escuela. Después, ese mensaje se presenta como hacemos acá, en un congreso o jornada, y quizás se publique; pero primero, es una carta, una letra escrita, dirigida al buzón de la Escuela.

Todos ustedes están acá, en estas Jornadas de Carteles, para dirigir su letra a la Escuela.

2. Lo real del cartel

Además del buzón, la carta, el congreso y la publicación, Lacan agrega un quinto elemento: "además se necesita que junto con eso instaure yo un remolino que les sea propicio. Eso, o el pegoteo seguro". Si Lacan se sitúa como autor del remolino, es porque él mismo ha fundado el cartel, es decir que en el concepto mismo del cartel está el remolino.

Y con esto me respondo la pregunta inicial: lo real del cartel es el remolino.

-Una digresión: no entiendo por qué se tradujo remolino. La palabra en francés es tourbillon, es decir torbellino. En meteorología, el remolino es en el agua, el torbellino es en el aire. Para no confundir, -mantendré remolino-.

El remolino, como lo real, aspira. El remolino, como lo real, a lo que está ordenado lo deja despatarrado. El remolino, por lo tanto, presentifica lo real.

Y en el texto que estamos comentando -"El señor A"-, ese real, ese remolino, se opone a tres síntomas posibles del cartel. Y por lo tanto, dado que el cartel es órgano de base de la Escuela, también se opone a tres posibles síntomas de la Escuela.

El primero: la tendencia al sentido. En un cartel, se trata de elaborar un saber. Pero ese saber puede tender hacia el sentido completo, el comprender. Ese sentido cerrado funciona como creencia, y no es diferente a la religión, a la que llama "la guarida original del sentido"[8].

Pero ante ese sentido, dice, es "lo real es lo que se opone a eso". De modo que ahí tenemos el primer remolino: el real de lo imposible de saber en el cartel, que se opone al sentido.

El segundo síntoma posible: el grupo, que implica el pegoteo identificatorio. El grupo tiende a la identificación, tanto en el cartel como en la Escuela misma. Aquí se pone en práctica lo que Lacan extrajo de Bion: ¿cómo evitar la identificación al líder? Mediante la horizontalidad, todos pares, que se eligen en torno a un tema de trabajo, según el gusto propio.

En relación a esto, Lacan acuña su famosa frase: "Vayan. Júntense varios, péguense unos a otros el tiempo que haga falta para hacer algo y disuélvanse después para hacer otra cosa. Se trata de que la Causa freudiana escape al efecto de grupo que les denuncio"[9].

Extraigamos la primera frase, luego veremos la segunda: péguense unos a otros el tiempo que haga falta para hacer algo. Es decir que son necesarios dos elementos como en los grupos de Bion: la horizontalidad de los pares que se eligen unos a otros, y el tema de trabajo, para hacer algo.

¿Y todo esto para qué? para que se escape al efecto de grupo que les denuncio, que antes llamó pegoteo. Ante este peligro, la conformación del cartel se produce así: "cualquiera puede verse movido a colaborar en grupo pequeño con cualquier otra persona". Este encuentro de cualquiera con cualquiera en torno a algo, promueve la contingencia del encuentro.

De hecho, ese encuentro se remarca a partir de la singularidad del deseo de cada uno, tal como lo dice después: "Me piden que articule la relación de lo que he llamado el pegoteo, con [...] la fijación. [...] Qué es lo que se fija? El deseo [...] en esto el deseo contrasta totalmente con la labilidad del afecto". Esto implica que el deseo ligado a la fijación, lo más singular de cada uno, contrasta con el afecto imaginario, dicho de otro modo, lo singular contrasta con la identificación o pegoteo.

Entonces, para evitar el pegoteo -como decía antes: "o instauro un remolino, o es el pegoteo seguro"-, el cartel se conforma como un grupo de cualquiera con cualquiera, lo que implica la horizontalidad de singularidades que Lacan tomó de los grupos de Bion, el grupo sin líder que se busca, pegándose unos a otros, sólo por un tiempo.

De modo que tenemos así el segundo remolino: para evitar el grupo, el real contingente del encuentro de deseos singulares.

El tercer posible síntoma que señala Lacan, es la jerarquía. Un grupo orientado por el Ideal del yo se transforma en identificación. El cartel puede tender a idealizar al Más uno. Incluso, la Escuela misma puede tender a sostenerse en una burocracia de las jerarquías: las instancias, los títulos, pueden ser modos de sostenerse sólo en los S1 del Ideal del yo. Ante esto, Lacan dice: "La jerarquía no se sostiene sino por administrar el sentido. Por eso no pongo a ningún responsable en el banquillo sobre la Causa freudiana. Con lo que cuento es con el remolino"[10]. Y luego dice cuál es ese tercer remolino: "Que el psicoanálisis no sea una religión, aunque tienda a ello irresistiblemente [...] a lo cual resisten aquéllos a quienes le da pánico la disolución".

Entonces, el tercer remolino -pese a aquéllos a los que les da pánico-, es la disolución, que se sostiene en el real del tiempo. Lacan imaginó esa solución para el cartel y también para su Escuela, y es interesante porque años más tarde, Miller modificó esa solución dándole la forma de la permutación, tal como expone en el reciente libro El nacimiento del Campo Freudiano[11]. La disolución detiene la consistencia de las jerarquías, va en contra del Ideal del yo. Esa es la función de la disolución en el cartel, "disuélvanse luego para hacer otra cosa", hay un tiempo de dos años para el trabajo del cartel, y eso evita la identificación. En la Escuela, a partir de la propuesta de Miller que mantiene vivo ese remolino, la forma que toma ese real es la permutación: hay un tiempo para cada función, ninguna instancia es eterna.

De este modo, podemos ubicar, a modo de conclusión, tres posibles síntomas del cartel, y también, por qué no, tres posibles síntomas de la Escuela:

Ante ellos, tres respuestas, tres formas de lo real del remolino instaurado por Lacan:

NOTAS

  1. Bion, W. (1972) Experiencias en grupos. Bs. As., Paidós.
  2. Lacan, J. (1947) "La psiquiatría inglesa y la guerra", Otros escritos. Bs. As., Paidós, 2012, p. 121.
  3. Ibid., p. 122.
  4. Ibid., p. 124.
  5. Ibid.
  6. Laurent, E., "Lo real y el grupo", Revista Virtual de Carteles, La 4+1, n. 4. Bs. As., EOL, en: http://cuatromasuno.eol.org.ar/Ediciones/004/template.asp?Logicas-colectivas/Lo-real-y-el-grupo.html
  7. Lacan, J. (1980) "El señor A", Revista Virtual de Carteles, La 4 +1, en: https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intEdicion=1&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=160&intIdiomaArticulo=1&intPublicacion=10
  8. Ibid.
  9. Ibid.
  10. Ibid.
  11. Miller, J.-A. (2023) El nacimiento del Campo Freudiano. Bs. As., Paidós, 2023.